20/11/11

LA AGONIA DEL PROTOCOLO DE KIOTO

Las tumultuosas negociaciones internacionales sobre el calentamiento global permanecen estancadas en aspectos cruciales para la estabilidad planetaria. La cumbre de jefes de estado en Estocolmo en el 2009, tras años de negociaciones, tenia como objetivo la concreción de un nuevo acuerdo internacional para reducir significativamente, en los próximos 40 años, las emisiones de los gases que magnifican el efecto invernadero. Pero la cumbre concluyó sin acuerdo, tras un lamentable enfrentamiento fundamentalmente entre países industrializados y países en desarrollo.

Un año mas tarde, la cumbre de Cancún, México, produjo un resultado igualmente frustrante, sin que se pudiera concretar un acuerdo sobre la distribución de responsabilidades para evitar que el calentamiento global se acelere a tal punto que desestabilice de manera irreversible los ecosistemas y provoque desajustes climáticos catastróficos a corto plazo.

Son dudosas las perspectivas de que los ministros y jefes de estado que se reunieron a finales de Noviembre del 2011 en Durban, Sur África, alcancen un acuerdo para coordinar una acción internacional efectiva ante la amenaza climática global. Sin embargo, todos los países, sin excepción, concuerdan tanto a nivel científico como político en que el calentamiento global es una de las principales amenazas para la humanidad, y que dicha amenaza requiere atención urgente y efectiva a través de un esfuerzo coordinado de todos los pueblos de la tierra.

Las hasta ahora insuperables dificultades para alcanzar un acuerdo radican en que las medidas necesarias para superar esta monstruosa amenaza divergen tanto del modelo predominante de desarrollo, como de las arraigadas relaciones de dominacion entre las naciones. El modelo predominante de desarrollo depende del consumo de crecientes cantidades de energia, principalmente energia fosil, asi como de la explotacion de cantidades cada vez mayores de materias primas y recursos naturales. Los paises en desarrollo han sido convertidos fundamentalmente en suplidores de materias primas y receptores de productos procesados, dependiendo economica y tecnologicamente de paises industrializados y sus instrumentos de poder, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organizacion Mundial de Comercio y los acuerdos de libre comercio. Este modelo deliberadamente ignora los costos ambientales y sociales del desarrollo economico, una de las mas perversas caracteristica del orden economico internacional impuesto a todos los paises de la tierra por los vencedores de la segunda guerra mundial.

En la cumbre de Copenhagen en el 2009 se acordo como objetivo imperativo evitar que, para finales del siglo 21, la temperatura promedio del planeta aumente mas de 20C por encima del promedio registrado en la epoca pre-industrial. Esto implica mantener la concentracion promedio de CO2-equivalente en la atmosfera por debajo de las 450 partes por millon. Este objetivo estrategico fue ratificado en la cumbre de Cancun en el 2010. Para entonces, ya la temperatura promedio habia aumentado cerca de 10C, la concentracion de CO2 superaba las 390 partes por millon, y la del total de gases del efecto invernadero ascendia a 435 ppm equivalentes de CO2. Las opciones disponibles para alcanzar la meta trazada han adquirido asi un caracter de emergencia planetaria.

Presupuesto atmosferico

El alcance de la meta trazada implica que entre el 2010 y el 2100 solo se puede emitir un maximo de 850 mil millones de toneladas equivalentes de CO2 a la atmosfera. El gas carbonico (CO2) representa en la actualidad cerca de tres cuartas partes del total de emisiones anuales de gases del efecto invernadero. Las emisiones de los otros gases, tales como el metano (CH4), los oxidos nitroso y el dioxido de sulfuro, se miden en cantidades equivalentes de CO2.

Uno de los principales puntos de discordia es la distribucion de este limitado cupo atmosferico entre los diferentes paises del mundo. Entre las alternativa, enmarcadas en el concepto de justicia ambiental, se encuentra la distribucion equitativa entre todos los ciudadanos del planeta. Como la poblacion de los paises en desarrollo representa en la actualidad cerca del 84% de la poblacion mundial, y como dicha proporcion tiende a aumentar, les corresponderia una proporcion similar del cupo disponible de emisiones. Esto dejaria a los paises mas ricos del planeta un promedio del 15% del cupo de emisiones para los proximos 40 años. En la actualidad los paises industrializados emiten cerca del 50% de las emisiones globales. En consecuencia, tendrian que aceptar reducciones inmediatas y de enorme envergadura a muy corto plazo, seriamente afectando no solo sus ya precarias perspectivas de desarrollo economico, sino su dominacion economica, tecnologica y militar sobre el resto del planeta. En consecuencia, no es sorprendente que tales propuestas, independientemente de la justicia de sus argumentos, generen enorme resistencia por parte de quienes ostentan el poder ulterior de decision en la actualidad.

La situacion se complica aun mas cuando se toman en consideracion las emisiones acumuladas hasta la fecha. Los paises industrializados, con una minoria de la poblacion mundial, son responsables del 70% de las emisiones de CO2 y otros gases del efecto invernadero acumuladas en la atmosfera en los ultimos 60 años. Este grupo de paises se apodera unilateralmente de la mayor parte del cupo atmosferico disponible desde entonces, reduciendo el presupuesto atmosferico disponible para el resto de la humanidad. Si en un contexto de justicia ambiental se toma en consideracion la responsabilidad acumulada hasta la fecha, la proporcion del cupo de emisiones disponible para los paises industrializados para el periodo 2010-2050 se reduce aun mas drasticamente.

Deuda ambiental

El Convenio Marco sobre Cambios Climaticos de la Organizacion de Naciones Unidas se refiere al año 1990 como el año base. Las emisiones correspondientes a ese año sirven como punto de referencia contra el que se miden los compromisos asumidos hasta la fecha, y contra el que la mayoria de los paises proponen se contienen midiendo en el futuro. Es asi como en 1997 el Protocolo de Kioto establecio como objetivo legalmente vinculante que los paises industrializados deberian reducir sus emisiones en un 5% con respecto a las de 1990 para el quinquenio 2008-2012.

Durante este primer periodo de compromisos, con vencimiento a finales del 2012, el Protocolo de Kioto establece un compromiso vinculante de reduccion de emisiones circunscrito solo a paises industrializados, debido a su desproporcionada responsabilidad en la acumulacion de gases de efecto invernadero en la atmosfera, y a su mayor capacidad tecnologica y financiera para aportar soluciones.

En 1990, el año base, el cupo disponible de emisiones era de 1.600.000 millones de toneladas metricas equivalentes de CO2. Para entonces la poblacion mundial se encontraba en un 80% en paises en desarrollo y el 20% restante en paises industrializados. Durante el periodo 1990-2010 se emitieron 750 mil millones de toneladas equivalentes de CO2 a la atmosfera, provenientes en un 56% de paises industrializados.

Si se hubiese aplicado el concepto de justicia ambiental ya mencionado, las emisiones de los paises industrializados durante el periodo 1990-2010 habria sido como maximo equivalente al 20% del presupuesto atmosferico utilizado en ese periodo, un maximo de 150 mil millones de toneladas equivalente de CO2. El exceso de emisiones por parte de los paises industrializados, solo durante este periodo de tiempo, supera los 220 mil millones de toneladas equivalentes de CO2. Entre las propuestas en negociacion se encuentra el reconocimiento de esta deuda ambiental, por el uso unilateral de un cupo atmosferico correspondiente a paises en desarrollo. Si partimos de un precio promedio de US$ 20/ton CO2, solo esta porcion mas reciente de la deuda ambiental alcanzaria los 4.400.000 millones de dolares.

El Protocolo de Kioto

El Protocolo de Kioto es el unico instrumento operativo del Convenio Marco sobre Cambios Climaticos. Establece como objetivo para el primer periodo de compromisos, definido como el quinquenio 2008-2012, una reduccion promedio de 5% en las emisiones anuales provenientes de los paises industrializados con respecto a las de 1990. Esta reduccion corresponde al conjunto de paises industrializados, identificados en el anexo 1 de dicho protocolo. Alli se definen los objetivos correspondientes a cada pais o grupos de paises: EUA: 7%, Canada: 6%, Union Europea: 8%. Se preveia tambien que algunos paises solo estabilizarian sus emisiones, como Rusia y Japon, mientras que otros podrian aumentarlas, como España y Australia.

El Protocolo de Kioto fue aprobado por los EUA durante la presidencia de Bill Clinton. Sin embargo, una de las primeras medidas de politica internacional tomadas durante la presidencia de George W. Bush fue el desconocimiento de dicho compromiso. Desde entonces, los Estados Unidos, el principal emisor de gases del efecto invernadero, se dedica a sabotear dicho acuerdo internacional. Para el 2010, sus emisiones en lugar de reducirse en un 7% como originalmente previsto, aumentaron en un 17%. Estados Unidos se convirtio en un estado paria, cuyo comportamiento ha propiciado un duro golpe a un acuerdo internacional que proponia reducciones simbolicas en emisiones, practicamente insignificantes ante el reto climatico que enfrenta la humanidad.

Limitar el aumento de la temperatura promedio del planeta a no mas de 20C con respecto a la era pre-industrial para finales de siglo implica que las emisiones globales de los proximos 90 años (2010-2100) no pueden exceder los 850 mil millones de toneladas metricas equivalentes de CO2. Si se considera que las emisiones globales en el año 2010 superaron los 47.000 millones de toneladas equivalentes de CO2, un 34% superiores a las de 1990, se comprende la imperiosa necesidad de concretar un acuerdo internacional, legalmente vinculante, que facilite el esfuerzo coordinado por parte de todos los paises del planeta para reducir las emisiones globales en al menos un 50% para el 2050, con respecto a las de 1990. La magnitud de este reto es particularmente significativo si se toma en consideracion que par el año 2050 la economia mundial tiende a ser 4 veces superior a la actual, mientras que la poblacion tiende a alcanzar las 10.000 millones de personas.

Considerando las responsabilidades acumuladas hasta la fecha, las diferencias en capacidad economica y tecnologica para reducir emisiones, la estrecha vinculacion del desarrollo economico con el consumo de energia, y la predominancia del consumo de energia fosil alrededor del mundo, en las reuniones de Copenhagen y de Cancun se propuso que los paises industrializados deben asumir el compromiso de reducir sus emisiones en al menos un 40% para el año 2020 y en al menos un 80% para el 2050, con respecto a las del año base. Esto le permitiria a los paises en desarrollo alcanzar un pico en sus emisiones alrededor del año 2020, para luego reducirlas a aproximadamente el 40% de las emisiones de 1990 para mediados de siglo.

Sin embargo, Estados Unidos ofrece solo compromisos voluntarios, no vinculantes, para reducir sus emisiones simbolicamente para el año 2020 en apenas un 5% con respecto a las de 1990. Mientras que Japon, Rusia y la Union Europea ofrecen una reduccion del 25% en sus respectivas emisiones para el año 2020 con respecto a las de 1990.

La propuesta de los paises en desarrollo viene acompañada de aspectos complementarios: la transferencia de recursos financieros y tecnologicos de paises industrializados a paises en desarrollo para que estos puedan contribuir al alcance de las metas globales trazadas. Segun la Agencia Internacional de Energia, se requieren al menos 600.000 millones de dolares anuales entre el 2010 y el 2020 para cumplir con los objetivos trazados, destacando: "Estas cifras son muy inferiores al costo de no actuar".

Los paises en desarrollo necesitan recursos tanto financieros como tecnologicos para asegurar que su desarrollo sea mas eficiente desde el punto de vista energetico, para depender cada vez menos del consumo de energia fosil, para impulsar el uso de energias alternativas y para eliminar fuentes de emisiones particularmente destructivas y peligrosas, como las provenientes de la destruccion de bosques. En los paises localizados en la franja tropical del planeta, paises en desarrollo, se destruyen mas de 10 millones de hectareas de selvas naturales cada año. La deforestacion representa con frecuencia mas de la mitad de las emisiones totales de CO2 provenientes de estos paises. Detener este proceso suicida de devastacion no solo es necesario para reducir sustancialmente las emisiones de CO2 y otros gases del efecto invernadero. Es igualmente crucial para evitar la destruccion de la biodiversidad, la principal riqueza estrategica de generaciones futuras. La mayor parte de la diversidad biologica y genetica del planeta se encuentra asociada a las selvas tropicales de America Latina, Asia y Africa.

El sabotaje

Desafortunadamente, los paises industrializados, salvo contadas excepciones, han sistematicamente saboteado el alcance de un compromiso global para encarar la destructiva amenaza climatica global. Proponen continuar usurpando un cupo atmosferico desproporcionadamente mayor al correspondiente a su poblacion, maniobran por evadir compromisos legalmente vinculantes en el contexto del Protocolo de Kioto, y manipulan para minimizar la cooperacion economica y tecnologica hacia los paises en desarrollo.

La usurpacion de un cupo atmosférico aun mayor al propuesto por los paises en desarrollo pretenden justificarla aludiendo al posible impacto sobre sus ya deterioradas economias y su precaria estabilidad social. La reduccion de emisiones de 80% para el año 2050 requiere de una meta intermedia de 40% para el año 2020. Estos escenarios implican fundamentalmente el desacoplamiento del desarrollo económico de las emisiones de carbono, la sustitución de buena parte del consumo de petroleo y carbón mineral por gas, un aprovechamiento significativamente mas generalizado de fuentes alternas de energía, como la solar y la eólica; el aumento de la eficiencia energética para que el crecimiento económico y el transporte impliquen un consumo cada vez menor de energía, y un fin al desproporcionado derroche de energía y materias primas por parte de la población y las industrias.

Por otra parte, los países industrializados parecen haber coordinado sus posiciones para evitar un segundo periodo de compromisos en el contexto del Protocolo de Kioto. Se pretende evitar el carácter legalmente vinculante de este instrumento, convirtiendo sus promesas en objetos de retorica, de carácter netamente voluntario, sin implicaciones vinculante.

El objetivo es claramente destruir el Protocolo de Kioto, el unico instrumento vinculante del Acuerdo Marco sobre Cambios Climaticos. Ya varios paises han formalmente expresado su determinacion a plegarse a la posicion de los Estados Unidos, rechazando la posibilidad de un segundo periodo de compromisos en el marco de este protocolo, mas alla del año 2012. Entre estos países se destacan Japon, Canada y Australia.

El principal argumento de los otros países industrializados es que Estados Unidos se niega a asumir compromisos vinculantes en el contexto de este protocolo para reducir sus emisiones, y que es preferible cualquier acuerdo, aun no vinculante, con tal de incluir a la principal economía mundial. Los países en desarrollo insisten en la necesidad de que los paises industrializados mantengan compromisos vinculantes en el contexto del Protocolo de Kioto, mientras que los compromisos voluntarios, no vinculantes de Estados Unidos, se administren a traves de un proceso paralelo en donde se incluya también a países en desarrollo con significativos niveles de emisiones, tales como China, India y Brasil.

Los países industrializados pretenden igualmente minimizar la cooperación financiera y tecnológica requerida por los países en desarrollo para contribuir con la reducción global de emisiones y para adaptarse a los crecientes efectos del calentamiento global. Argumentan, por ejemplo, mas allá de las dificultades estructurales de sus economías, que las tecnologías disponibles para mejorar la eficiencia energética de las economías de países en desarrollo son propiedad intelectual de empresas privadas, fuera del alcance de la acción de gobierno. Mientras que, por otro lado, tratan de minimizar la cooperación económica con países en desarrollo, condicionando y retrasando los escasos recursos comprometidos para favorecer actividades que beneficien a sus propias corporaciones transnacionales, o para imponer condiciones económicas y políticas a los países receptores.

Uno de los principales argumentos de Estados Unidos es que, en el contexto del Protocolo de Kioto, países como China, India y Brasil no asumen compromisos vinculantes para reducir sus respectivas emisiones, aun cuando China ya sobrepasa a Estados Unidos como el principal emisor de gases del efecto invernadero. Lo que hipocritamente se niega a reconocer el gobierno norteamericano es que el desarrollo económico de ese país se encuentra estrechamente vinculado a gigantescas emisiones de CO2 y otros gases contaminantes acumulados en la atmósfera durante décadas, desproporcionadamente mayores que las de China o India. Para el año 2000 Estados Unidos era responsable del 30% de las emisiones acumuladas en la atmósfera, mientras que a China le correspondía el 7% y a India solo el 2%. Sin embargo, la población de China es 4 veces superior a la de los Estados Unidos y la de India 3,5 veces superior. Aun hoy, China emite en promedio 4,5 toneladas de CO2 equivalentes por habitante por año, e India 1.4, mientras que las de Estados Unidos son 5 veces superiores a las de China y 13 veces superiores a las de India.

El enfrentamiento

La negociación que tendrá lugar en Durban, Sur África, a finales de este mes puede convertirse en el golpe de gracia al Protocolo de Kioto. Esa sera la intención de buena parte de los paises industrializados, liderados principalmente por los gobiernos de Estados Unidos, Canada, Australia y Japón. Sin embargo, si los países en desarrollo mantienen con firmeza la posición que han asumido hasta la fecha, con el eventual apoyo de la Unión Europea se mantendrá la posibilidad de un segundo periodo de compromisos que le otorgue un carácter vinculante a las reducción de emisiones de los principales países industrializados, tanto en proporción con su responsabilidad por las emisiones acumuladas hasta la fecha, como en armonía con su potencial económico y tecnológico para lograrlo.

Durban promete así convertirse en un nuevo campo de confrontación entre países ricos y países pobres, en donde los primeros trataron de imponer sus criterios, como ha sido practica recurrente en el pasado, mientras que los últimos defienden, cada vez con menos temores y complejos, los intereses colectivos de la inmensa mayoría de la humanidad.

Durban tiende a convertirse en otro decepcionante eslabón en el frustrante proceso de negociaciones para afrontar la amenaza del calentamiento global, cuyas peligrosas consecuencias prometen ser desproporcionadamente severas para los pueblos mas desposeídos del planeta. Un acuerdo efectivo en Durban es poco probable, aunque quedaron sentadas las bases de un eventual acuerdo en el que se reflejen las legitimas aspiraciones de desarrollo de los países mas pobres del planeta.

El Acuerdo Marco sobre Cambios Climáticos no puede condenar a la mayoría de la población mundial a mantenerse en la pobreza, la ignorancia y la dependencia, limitando su desarrollo, mientras se mantiene el profundamente injusto orden económico internacional vigente. Es hora en que los paises en desarrollo, donde se encuentra la inmensa mayoría de la población mundial, se unan para defender con determinación y firmeza no solo sus legítimos derechos y aspiraciones, sino los derechos de la Madre Tierra.

Julio Centeno