2/3/11

Energías renovables

Energía es el detonador vital para el desarrollo y crecimiento de cualquier país. No se puede abordar el tema energético sin plantear conceptos como cambio climático, economía, población, medio ambiente e incluso seguridad. Actualmente, seguridad energética significa la diversificación de las fuentes energéticas con el fin de disminuir la dependencia nacional tanto de fuentes de energía fósil —carbón, gas natural, uranio y petróleo— como en el peor de los escenarios energéticos limitar la dependencia a una sola fuente energética.

Hoy, 90 por ciento del consumo total de energía a nivel global se origina de fuentes no renovables y únicamente el porcentaje restante proviene de fuentes como la energía hidráulica, bioenergía, geotermia, mareomotriz, solar y eólica. Lo atractivo de las energías renovables soslaya en su capacidad de autorregeneración, es decir, en el origen de su fuente natural infinita proporcionando independencia energética y un inmenso potencial de desarrollo. Así lo está aprendiendo la región de Medio Oriente y el Norte de África (MENA, por sus siglas en inglés) con singulares proyectos en pro de la diversificación y su seguridad energética nacional.

Ejemplo en pro de la diversificación energética es el Reino de Jordania. Este país de la región de Medio Oriente prioriza proyectos que promuevan el mayor uso de la energía hidrológica. Jordania no cuenta con salida directa al mar, salvo una pequeña parte limitante con el golfo de Aqaba que conecta con el mar Rojo, y constantemente sufre los peligros tanto de sequías prolongadas como erosión del suelo; no obstante, dicho país tomó la iniciativa de hacer eficiente el uso de sus fuentes energéticas, ya que fuera de que el país dependa en forma excesiva del petróleo y gas natural, la Autoridad de Aguas de Jordania (WAJ, por sus siglas en inglés) es el consumidor número uno de energía eléctrica en este país, de ahí la urgencia por emprender medidas serias y ambiciosas para revertir este panorama. Actualmente, Jordania está captando inversión extranjera europea para focalizarla en el ramo hidrológico con la meta de optimizar el agua que es traída del Valle del Jordán y diversificar sus fuentes energéticas.

Otra experiencia significativa la constituye la República Árabe de Egipto. La mayor ventaja de dicho país del África septentrional es el enorme potencial con que cuenta para el desarrollo de la energía eólica. Esto lo convierte en el país con el mejor sitio mundial para aprovechar y hacer uso al máximo de su locación para obtener electricidad gracias a su estratégica ubicación tanto política como geográfica. Esto ha derivado en una inversión extranjera sumamente ambiciosa en la región del MENA con el proyecto eólico de Zafarana. Principalmente, Alemania y Dinamarca están invirtiendo junto con Egipto en este singular proyecto que hoy se constituye como el mayor parque eólico de toda África ubicado a un costado del mar Rojo que ha servido como pionero para emprender otros parques eólicos en el área de Gabel El-Zait y la región del golfo de Suez.

En las anteriores experiencias de la región del Medio Oriente y Norte de África destaca el denominador de las fuentes energéticas tanto por cuestiones de seguridad energética como detonadores de inversión en pro de las energías renovables y beneficios económicos que aúnan objetivos de desarrollo para los países de la región del MENA. Curiosamente todas las anteriores experiencias tuvieron como elemento sustancial para el desarrollo de proyectos de energías renovables el común denominador de inversión europea siendo Alemania el principal miembro de la Unión Europea que destina fondos a la promoción y desarrollo de las energías renovables en países en desarrollo.

Todos están ganando, hoy en la región del Medio Oriente y Norte de África se lleva a cabo DESERTEC, proyecto que tiene como objetivo aprovechar la inmensa cantidad de sol en la zona del Mediterráneo y norte de África para que empresas en su mayoría alemanas provean de energía renovable y baja en emisiones no sólo al país, sino a todo el continente europeo en los próximos años.

Por un lado, los países en desarrollo captan inversión en pro del desarrollo de energías renovables, además tienen la oportunidad de ingresar al mercado de bonos de carbono gracias a estos proyectos en pro de las renovables y, lo más significativo, diversifican sus fuentes energéticas para mejorar su seguridad energética. Por el otro, los países industrializados contribuyen con su liderazgo a subrayar la responsabilidad histórica para afrontar los actuales desafíos ambientales y climáticos, aunado a la promoción de proyectos que fomenten el mayor uso de energías renovables y como en el caso singular de Alemania, reforzar el concepto que un país con una meta ambiciosa de reducción de gases de efecto invernadero a corto plazo (40 por ciento para 2020 con base en 1990) se convierte sumamente atractivo para la inversión de mayor capital orientado a las fuentes renovables, creación de patentes y desarrollo tecnológico en dichas áreas que se traducen en oportunidades de exportación y nuevos mercados para sus productos. Existe una relación ganar-ganar.

América necesita actuar inteligentemente emprendiendo medidas ambiciosas, serias y concretas.Se requiere urgentemente desarrollar la inversión en pro del desarrollo de energías renovables, diversificar los suministros energéticos y detonar el gran potencial nacional a favor del desarrollo de la energía renovable. Se requiere acción sobre inacción para formar parte de la relación ganar-ganar.

Sergio García.-