7/8/11

Petrocasas = urnas con techo

Recientemente en la ciudad Capital del Edo Trujillo, sector tres Esquinas, han sido beneficiadas algunas familias con la entrega de las anheladas soluciones habitacionales, conocidas como Petrocasas, cuya producción está a cargo de Pequiven, empresa filial de la petrolera estatal PDVSA, implementado igualmente en otras regiones del país, como Programa Bandera de la Misión Vivienda.

Este tipo de vivienda ha sido seriamente cuestionada y hay denuncias que reposan en la Subcomisión de Salud de la Asamblea Nacional, porque en la elaboración de polímeros, se utilizan materiales y sustancias altamente contaminantes y generan efectos nocivos para la salud, ya que contienen arsénico, berilio, cadmio, cromo, mercurio y plomo, en el léxico toxicológico-ambiental se les denominan urnas con techo.

El PVC es el polímero con mayor uso comercial, pero a su vez es altamente contaminante, además en dicho proceso se consume una enorme cantidad de energía. Para producir una tonelada se necesitan 1.800 Kw. /h., no se degrada y su daño es transgeneracional. En el proceso de fabricación se emiten gases de alto tenor cancerígeno y utilizan unos aditivos igualmente riesgosos, que alteran el sistema endocrino, el nervioso y reproductor.

Sin pecar de alarmista, cito como antecedente el caso del uso del techo de asbesto, en programas de construcción de viviendas hace algunos años en sectores populares valeranos. Con el paso del tiempo muchos de sus moradores, empezaron a sufrir de una enfermedad (casi a nivel de endemia) conocida como asbestosis, padeciendo afecciones pulmonares hasta de carácter terminal, en razón que los techos despedían partículas, que eran absorbidas al respirar. En lo personal realicé actividades con estudiantes de la carrera de Derecho en núcleos universitarios bolivarianos, para buscarle soluciones al problema.

El riesgo de las Petrocasas para la salud y el ambiente es atentatorio contra el derecho humano a un ambiente sano y libre de contaminación, como obligación fundamental del Estado a tenor del articulo127 Constitucional y el Principio de Precaución (art. 4º de la Ley Orgánica del Ambiente) y el Principio Nº 15 de la Convención de Río(1992): “La falta de certeza científica, no podrá alegarse como razón suficiente para no adoptar medidas preventivas y eficaces en las actividades que pudiesen impactar negativamente al ambiente.” Igualmente existe el Convenio de Estocolmo, ratificado por la República el 3-01 05 (Gaceta Oficial 38.098), tendiente a suprimir definitivamente el uso de contaminantes persistentes.


Venezuela es muy criticada en su desempeño ambiental, por sus altos índices en emisiones atmosféricas y destrucción de bosques. Su máxima expresión lo constituye la expansión petrolera en frágiles ecosistemas, la incontrolada explotación minera en el Sur, la carbonífera en la Sierra de Perijá; la mayoría de estas intervenciones afectan hábitats indígenas y generan situaciones de conflictividad.

En Trujillo se ejemplifica en el deficiente suministro y potabilización de aguas, en el pésimo servicio de recolección de basura y colapso de rellenos sanitarios y en la construcción de una macrocloaca, conocida como la hedentina, en una zona residencial en expansión(sector Santa Inés).

Parte de esta desaprensión responde al incumplimiento constitucional de la obligatoriedad de la educación ambiental a todos los niveles formales e informales del sistema educativo venezolano (art. 107) y de la Ley Orgánica del Ambiente (art. 35). Siendo por lo que esto relato en su conjunto constituyen un capitulo más de una gestión ambiental oficialista nefasta e indolente.

Dr Nelson Troconis Parilli