16/10/11

Mi hermana Surena y el ambiente

Mi hermana Surena es un año mayor que yo y nació con una discapacidad, lo que la convierte en mi más segura y bienvenida herencia, una vez que mi mama ya no esté en condiciones fiscas para atenderla. Es decir, por ser yo el hermano inmediato, seré quien asumirá su custodia y el garante de que disfrute la última etapa de su existencia con la mayor calidad de vida que este en mis manos brindarle. Es un ser indefenso, que debo cuidar y proteger hasta el último día que mi cuerpo sea capaz de vivir. Pero paradójicamente su minusvalidez le permitió desarrollar una sabiduría de existir, no para la vida practica por cuanto es una sabiduría espiritual. Aprender a valorar lo que significa mi hermana como un ser especial, me ha permitido valorar la vida.

El ambiente es como mi hermana Surena, está indefenso y necesita protección. También es minusválido, porque ya no puede valerse por sí mismo. La mayoría de sus ecosistemas, perdieron su capacidad de autoregenerarse.

No sé en qué momento paso, pero perdimos nuestra sentido de pertenencia para con el planeta. El afecto, por la naturaleza, se nos ha hecho incomprensible. Castramos nuestra capacidad de amar, y ahora apenas solo nos alcanza para dar un poco de afecto a los más cercanos de nuestra especie.

El ambiente, no es un espacio lleno de caminos o carreteras, campos o ciudades, vientos, lluvias o días soleados. Alguna que otra montaña, cerros o colinas, cordilleras, ríos, lagos o mares. Unos árboles o follajes silvestres. Perros callejeros y fortuitos pájaros revoloteando. También algo de calor o frio. Para muchos, no es más que eso.

Para los antiguos griegos Theá Gea (la Tierra) era una diosa, el dramaturgo Sófocles la define como la más sublime de las diosas en su obra titulada Antígona.

El ambiente o la naturaleza o la Tierra “el Planeta Azul”, es el mayor de los privilegios al servicio de todo ser viviente. En él se da el principio de cada transitar, su posterior recorrido y el final del ciclo. En tiempos que pueden durar años o minutos. Es lo más esencial e incondicional que hayamos tenido. Trasciende a nuestra propia existencia y nos cruza con otras vidas. Condiciones tan perfectas que en él se da la creación. Valorar todo lo que representa el ambiente, es vivir merecidamente.

Proteger a la sabia naturaleza al igual que mi hermana, fortalece mi sentido por la vida. Es la guia de mis esfuerzos, que son tal vez pocos, cotidianos e insuficientes para esta gran tarea ambientalista. Pero seguramente como usted, algo sumamos al bien y por el bien de todos los que respirames en este planeta.

Por Lenin Cardozo Ambientalista venezolano.

De las ideologías al pensamiento ambientalista

A finales del siglo 19, se gestaron las ideologías que desplazaron definitivamente al pensamiento religioso. Estas ideologías, irrumpen fracturando a la humanidad y convierten al siglo 20 en el epicentro de los debates, entre la tesis comunista y la capitalista. Aun cuando aparecieron los matices, de ambas partes, dichos enfoques polarizaron el pensamiento político hasta la llegada misma del siglo 21. También a finales del siglo 20, aparecen las primeras acciones de los llamados ambientalistas.

El nuevo capitalismo, el capitalismo del siglo 21, el nuevo socialismo, el socialismo del siglo 21, son los últimos suspiros, de los ya debilitados amarres o anclajes, de quienes como el avestruz, ante el pánico o incomprensión de lo que sucede, meten la cabeza en un hueco, para evadir así la realidad. Una suerte de incapacidad misma por no entender, las necesidades cada vez más estruendosas, de una población que busca interpretar las dramáticas señales que nos envía el ya descompuesto planeta Tierra.
El siglo 21, empieza a mostrar los descontroles creados o acumulados en la naturaleza y la humanidad comienza a vivir las contingencias mas intensas de los llamados fenómenos naturales. Pareciera prematuro decir, que el cambio climático empieza a dar muestras de inusuales y alarmantes eventos. Para los científicos de los países contaminadores, todo es parte de un ciclo natural de enfriamiento o de calentamiento que sufre el globo terráqueo.

Donde no hay divergencias teóricas o científicas, es que la población mundial de los humanos aumenta exponencialmente y los recursos se agotan geométricamente. La acelerada dinámica prevé que en 50 años, nadie se va acordar, de alguna de esas ideologías, que en nombre de ellas, en el pasado nos matábamos. En el futuro próximo, la atención estará centrada, en cómo sobrevivir en un mundo prácticamente diezmado, por el egocentrismo de una parte de la humanidad, que nunca fue capaz de buscar el equilibrio, de reutilizar, reciclar y reducir los sobre consumos, de reconocer la existencia de los otros habitantes del planeta tierra. La producción alimentaría en los venideros años, estará ligada a los océanos, en hacer parcelas en los mares, para la producción de nuevos alimentos y agua potable o lanzar al espacio misiones colonizadoras/depredadoras e iniciar así la era de los "Terminator planetarios". Planeta que encuentren, igual lo agotaran, lo contaminaran y lo destruirán.

En oposición a ese estilo de vida de los antiplaneta, este nuevo siglo es también testigo del crecimiento exponencial de los ambientalistas. Las manifestaciones en favor de la defensa planetaria dejaron de ser acciones de unos pocos y pasaron hacer movilizaciones de muchos y de manera simultánea en los distintos continentes del mundo. Los ambientalistas traen una nueva agenda de convivencia, que busca remplazar la anacrónica y homocéntrica visión del mundo, por nuevos acuerdos de convivencia con la biodiversidad planetaria. El Contrato Social entre humanos pasara a ser historia patria y lo sobrevira el Contrato Natural, que se impondrá como el gran acuerdo de este siglo. Comenzamos así la gran marcha, guiados por el faro que alumbrara los tiempos venideros: la ideología ambientalista. Quien gobernara a la humanidad hasta el fin de sus días.

Por Lenin Cardozo Ambientalista venezolano